
Una nutrición saludable es la base fundamental para prevenir múltiples factores de riesgo asociados a la dieta, como el sobrepeso y la obesidad, así como diversas enfermedades no transmisibles que afectan a millones de personas en todo el mundo.
El consumo excesivo de alimentos
y bebidas con altos niveles de nutrientes críticos como la sal, el azúcar o las
grasas está directamente relacionado con un aumento significativo en la
aparición de estas enfermedades. Pero la malnutrición no solo se trata de
excesos; también abarca problemas como el retraso en el crecimiento infantil o enfermedades
causadas por deficiencias nutricionales.
Por eso, es vital promover
prácticas saludables desde el inicio de la vida. La evidencia científica
confirma que una adecuada lactancia materna y una alimentación complementaria
balanceada no solo fortalecen la salud del bebé, sino que también sientan las
bases para sistemas alimentarios sostenibles y saludables a largo plazo.
Para enfrentar estos desafíos, se
requieren políticas, leyes y estrategias efectivas que impulsen la nutrición
saludable y prevengan la malnutrición en todas sus formas. Solo así podremos
garantizar comunidades más sanas, con mejor calidad de vida y un futuro lleno
de bienestar.